Blogia
santos garrido se compra casa

De pedantonas y famosillas

Ave destino Sevilla, proveniente de Madrid. 20 h. de un día cualquiera. El vagón en el que viajo va casi vacío. Delante de mí se sienta una famosilla de tres al cuarto. Tales galones fueron conseguidos por ser madre de una estúpida y maleducada niña famosilla, también, de tres al cuarto. Al otro lado del pasillo del vagón viajan un grupo de ejecutivos, tal vez de la industria farmacéutica, curioso es que este sector nunca quiebra, enfermar es un derecho del que no se priva ningún español, por encima de la vivienda.

Una mujer charla educadamente, en este grupo, sobre gerentes de producto y ratios de venta de las distintas divisiones de su empresa, y mi vecina, la famosilla, charla por teléfono animadamente con alguien que la espera en Sevilla. No acabo de acertar si esta famosilla quiere que nos enteremos de que alguien la espera o de que viene de Telecinco: principio y final, partida y regreso.Todos nos enteramos de ambas cosas.

En mi anterior viaje a Madrid coincidí  también con esta famosilla, en aquella ocasión vestía más elegante que hoy. Aquel día parecía una señora con clase, hoy un conejito rosa de playboy pero sin cola en el trasero, aunque mantenía una estirada cola de caballo que ayudaba al efecto antiarrugas de su última operación hasta fisurar el maquillaje de su frente.Ya había sacado mis conclusiones y me entretenía en leer una revista cuando, con  el rabillo del ojo, observe a la ejecutiva, si, la de las aspirinas y esas cosas, y mi mundo se derrumbo…

Yo que había catalogado a una y a otra me sorprendía viendo la cara de envidia de la “vendecondones”, marcando de arriba abajo la vestimenta de la conejita. ¡No Dios mío! Tú vales más, no derrumbes mi castillo de ideas, mi torre de principios. Acabaré siguiendo al conejo como Alicia. Harás que la siga por la tele y más que fijatme en su canalillo me acuerde de las aspirinas, los condones y esas pomadas que venden con cánula para aliviar los picores. Seguro que sólo ves los documentales de la 2 amiga mía, te encanta Eduardo Punset y aborreces el corazón, pero…¿…qué te atrae de semejante personaje? ¡Si casi utiliza las orejas de gomilla del pelo! No me digas que te gustan los master en griterío, chabacanería y poca clase….Yo, a estos famosillos los tengo como actores públicos,  bufones  mediáticos, si, entenderme, cómicos que no se quitan el disfraz cuando salen del plató. Alimento de los  que se conforman con consumir condones, consuelo de los que se asombran todavía, como niños, de ver a los que salen por la tele, sea el Juez Garzón o esta coneja ronca que se sienta delante.

 Señora, no confunda, no es lo mismo la aspirina que el diazepán.

0 comentarios